Una forma de desarrollar actividades profesionales con la finalidad
exclusiva de prestar un servicio a sus clientes es la definición por
antonomasia de lo que sería, a día de hoy, una oficina
virtual.
Este sistema de trabajo no desvirtúa en ninguna forma el habitual
sistema de atención al cliente, que se sigue dando en una oficina física como
siempre pero las webs de las empresas ofrecen la posibilidad, a través de las
oficinas virtuales, de agilizar la gestión de algunas documentaciones, pedidos
de material, solicitud de presupuestos con los beneficios que ello conlleva.
También se ha extendido el uso de las oficinas virtuales para realizar online
muchas de las gestiones que realizamos con los entes públicos tales como el
servicio de empleo, la agencia tributaria, la seguridad social y otros que,
aunque sigan ofreciendo la atención presencial, agilizan con esta oferta muchas
de las gestiones a realizar con los mismos descongestionando de esta forma las
oficinas tradicionales.
Se entiende también como oficina virtual aquel sistema de trabajo en
el cual interviene un servidor de almacenamiento de la información que se
genera en una oficina física y que, por razones de seguridad y para poder
duplicar los datos, se encuentra ubicado en un lugar alejado de la propia
oficina. Estas oficinas virtuales son una garantía indiscutible de que nuestra
información va a estar siempre almacenada en un sitio seguro para que podamos
acceder a ella en el caso de que en nuestros propios sistemas de almacenamiento
se produzca algún problema.